jueves, 15 de septiembre de 2011

Las Aventuras de Perry

Maribel Pachón Mayorga


Después de un largo día de tanto trabajo Felipe, mi dueño decidió que lo mejor para poder descansar era visitar un rato el mar, cuando llegamos al lugar sentimos una brisa y una tranquilidad que nos hizo imaginar sobre que seria de nosotros si nos pudiéramos ganar el Lotto, la lotería que se rifaba cada mes en la ciudad.
Con el paso de las horas, la idea de la lotería no dejaba de ser invisible, por eso mi dueño tomo la iniciativa de jugar a la lotería en línea y en menos de un segundo un milagro había encantado a este lugar visitado pues los números ganadores eran el 061213162922 y esos mismos eran los que el estaba anotando en un papelito. Felipe había sido el ganador y era tanta la emoción que cuando llego la noche las lluvias torrenciales nos daño la celebración, mi dueño salió a tomar el manejo del barco pero fue imposible y se le olvido que había dejado en la mesa el papelito donde estaban anotados los números ganadores y que este podría irse volando. Así sucedió, el papelito se perdió en medio de la lluvia y la oscuridad del mar, yo Perry no me podía quedar sin hacer nada así que me dispuse a saltar con mi chaleco salvavidas al mar, mientras que Felipe me gritaba que me devolviera. Navegando en el mar por fin encontré el papelito pero era tan fuerte las tormentas que cuando iba a regresar al barco ya era demasiado tarde y Felipe me daba por muerto.

Al día siguiente, me levante en una isla donde lo primero que vi fue a una señora cuidando a una vaca, empecé a correr en mis cuatro patas pasando por un pueblo árabe donde me dejaron subirme a un carro y las personas me miraban raro, alcance a recorrer las plazas de mercado de China y fui atacado por varios niños que lo único que hicieron fue quitarme mi chaleco salvavidas, seguí por los desiertos donde tuve que escapar del ataque de otros perros y los únicos lugares que tenía para dormir era debajo de un puente y salir de nuevo a recorrer el camino para poder llegar a mi destino, me demore varios meses porque tuve que pasar por el polo norte, los campos de maíz donde era aislado; hasta que encontré la solución cuando llegue a un muelle, en él había un barco que tenia como destino llegar a mi ciudad, sin dudarlo me embarque y los trabajadores salieron corriendo a cogerme pero no pudieron.

Al llegar a la ciudad pase por el parque donde estaba sentado un pordiosero cuyo
nombre era Josep, el fue la persona que me brindo el ultimo pedazo de comida, mientras yo dejaba a un lado el papelito con los números ganadores.
Siguiendo con el recorrido, por fin llegue a mi casa y vi a Felipe muy feliz sentado viendo televisión y en ese minuto los recuerdos de todos los momentos que viví con el me conmovieron hasta cierto tiempo donde descubrí que ya había alguien que ocupaba mi lugar. Esa persona era su nuevo compañero y esto me llevo a comprender que era mejor compartir el premio con Josep, la persona que en verdad si necesitaba el dinero, por eso salí corriendo a localizar al sujeto y cuando él se paró de la silla y le mostré el papelito de la lotería, me miro asombrado y el gesto en su cara fue una sonrisa y me llevo junto a el en busca de un nuevo horizonte por eso esta historia me hace llegar a la conclusión de que la soledad es el maestro que te enseña lo que fuiste, eres y serás.

1 comentario:

  1. veo que no esta el cuento completo publicado, pero como lo he leído con anterioridad, se como termina, y me parece que desde un comienzo has tenido tu idea clara,corregiste muy bien lo que estaba por mejorar. pienso que una persona que no ha visto el vídeo igual mente entendería los hechos y lo que sucede. te felicito por tu imaginación, me parece bastante divertido.
    Jessica Klusman Mejía
    2110878

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