jueves, 15 de septiembre de 2011

Un pequeño canino aventurero.

Verónica Sánchez Corrales
Navegando en un barco en medio del mar se encontraban un hombre y su perro que miraban el sorteo de la lotería por internet, cuando de repente de desato una tormenta tan fuerte que la gran embarcación de velas blancas y una grande ancla se destruyó por completo y es entonces cuando tomaron caminos distintos Jack y su amo.
Jack un perro de raza mediana, valiente y de gran coraje, amante de las aventuras pero siempre fiel a su amo, con ojos enternecedores y de pelaje café; naufrago en una playa de Costa de Marfil, donde era raro ver a un perro con un chaleco, todos los turistas lo miraban y con gran simpatía Jack caminaba como en estuviese en su propia casa y es en este lugar donde el canino emprende una gran aventura en busca de su fiel amigo y de regreso a casa.
Recorriendo pueblos, ciudades e incluso países nuestro pequeño amigo siempre llevaba consigo una pequeña hoja de papel que guardaba celosamente y era el único recuerdo físico que tenia de su amo, además de todos momentos vividos junto a él. Pasaron tres meses y Jack se encontraba en la India donde se dio un paseo en elefante y, conoció culturas y otros perros de distintas razas; para ser verdad se comunicaban muy bien, pues el idioma de los perros es universal… También conoció muchos amores cada una diferente a la otra; pero este pequeño amigo solo quería llegar América las hembras ya habían pasado a un segundo plano, crear familia no era su prioridad.
Una mañana nuestro canino ve acercarse al muelle donde paso la noche un barco americano e inmediatamente Jack decide arribarlo ya que este lo conduciría a New york, esta era una oportunidad única de volver de casa. Al atardecer las memorias de sus aventuras se hacían cada vez más presentes y con nostalgia el canino recuerda las personas que conoció y lo difícil que fue pasar este tiempo, pero este sería el último recorrido a su hogar.
El viaje duro un mes donde Jack ya se creía el capitán del barco, pues bien era el consentido por el capitán y la embarcación… de repente nuestro pequeño amigo se quedó viendo el horizonte y noto como el paisaje se tornaba de edificios, ya estaba en la gran ciudad y cada vez más cerca de su amo.
En el momento de llegar al muelle todos despiden al perro con gran nostalgia, pero el pequeño perro aventurero se encontraba con gran alegría y por fin entregaría el preciado tesoro a quien más le hacía fiel, su amo.
Una vez más Jack emprende un nuevo viaje, el último viaje que tenía que tomar para llegar a casa, la ciudad estaba muy cambiada pero su instinto le sirvió de brújula conduciendo hasta su hogar, su dulce hogar… dos días después llego por fin a casa, desde la esquina el canino podía imaginar lo confortable de una cama y un plato lleno de comida, con las últimas fuerzas en sus cuatro patas Jack camina hasta fijar su mirada con un mendigo que le ofrece un poco de pan y le sonríe amistosamente, pero el perro solo quería estar ya en su casa… y era ahí donde ya se encontraba parado tras la puerta en que le solían abrir para ir a dar un paseo, pero su cara cambio y de la gran alegría que mostraba se torno una gran tristeza, pues bien su amo a quien le había hecho fiel por todo este tiempo y le había guardado su tesoro ya tenía un gato, un gato que le sobaba la pansa y le hacía cariñitos; era la peor humillación para un perro, ser cambiado por un gato. Con desconsuelo Jack camina lentamente y decide irse de casa.
Al dar cada paso Jack piensa que sería un mendigo más, un mendigo sin hogar y sin amor y por qué no ser mejor dos mendigos juntos, el pequeño aventurero alcanza a quien por un momento le dio de comer y le entrega el tesoro... El boleto de lotería premiado con el premio gordo, ahora Jack tendría; nueva casa, nuevo barco, nuevos viajes y nuevo amo.

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